3 de septiembre de 2009

Esta mañana me he levantado como una rosa, llena de vitalidad y energía. Sencillamente, me encuentro genial.

Intento no recordar el sueño que tuve anoche, pero a veces resulta inevitable. Soñé que a mitad de la noche me levantaba y salía a la calle. Danny estaba allí, en algún lugar, esperando a ser encontrado por mí. No había ningún alma más allí fuera, excepto él y yo. Me llevaba a su casa. Subimos hasta el 5º piso en el ascensor. Un recorrido eterno durante el cual la pasión y la lujuria se apoderó de nosotros. Empecé a besarle a partir del cuello y bajando por el pecho al tiempo que le arrancaba la camisa. El ascensor paró. Entramos en el piso. Me cogió en brazos y cerró la puerta de una patada. Me apoyó en la pared y sin yo pisar el suelo seguimos dando rienda suelta a nuestros instintos. Era capaz de escuchar los latidos de su corazón, notaba cómo el ritmo se hacía cada vez más y más ligero, más y más intenso. Notaba el calor que desprendía su piel, y el olor... Era algo que no había olido nunca antes. Tan delicioso... Me acerqué a su cuello para sentir su aroma más intensamente, y comencé a besarle. Sentí cómo al hacerlo todo se intensificaba, él estaba cada vez más excitado y yo más extasiada.

Cuando nos hubimos despojado de toda la ropa me llevó en brazos a la cama. Me soltó muy delicadamente sin separarse de mis labios. Yo cambié las tornas y conseguí ponerme encima, acariciándole y lamiéndole por todo lo largo de su cuerpo. Cuando quise darme cuenta estábamos haciendo el amor, de una forma cada vez más salvaje y primitiva. Lo hicimos una y otra vez, no podría relatar cuántas puesto que los sueños a veces son muy confusos y abstractos. El caso es que llegó un momento en que los besos y las caricias dieron paso a los mordisquitos. Empecé a morderle por la garganta, por el pecho, el abdomen, la ingle... Su sangre comenzaba a llenar mi boca mientras yo me sentía más viva por momentos. Empecé a succionar de su arteria femoral mientras le miraba a los ojos. Unos ojos aterrados y confundidos que no tenían intención de evitar aquella situación. Parecía hechizado, no podía moverse, ni huir, ni gritar... Y yo no podía separar mi boca de sus heridas, puesto que aquello me daba todo lo que yo necesitaba. Seguí bebiendo hasta que su pulso se debilitó tanto que se apagó, la sangre dejó de brotar, su pecho ya no respiraba, y sus pupilas miraban a través de mí como si yo ya no estuviera allí.

Me di una ducha para eliminar los restos, cogí mi ropa en la entrada, y salí corriendo de allí, a una velocidad sobrehumana. De dos saltos por la pared de mi bloque alcancé la ventana de mi habitación.

Y esto es todo lo que recuerdo. Me levanto de un brinco de la cama. Mamá me grita cuando descubre que he dormido con la ventana abierta. Sigue aterrada por lo que pueda pasarnos a cualquiera de mis hermanos o a mí. La comprendo, yo tampoco soportaría perderlos así.

Como mañana es mi examen de Patología Médica, hoy no creo que salga. Le mando un sms a Danny: "Ayer pase una tard fabulosa.. Spero q se repita prnto. X ciert, sta noxe e soñado cntig". Me tiro estudiando el resto del día, sin obtener una respuesta a mi mensaje.

Por la tarde decido llamarle al teléfono, pero no contesta. Espero que no se haya arrepentido de lo que pasó conmigo. Por lo menos, consigo entretener mi mente en la endocrinología y el estudio de la patología del aparato digestivo. Un repasito general de todo para recordar la neurología, y a la camita. Sí, lo reconozco, vaya día más aburrido... Mañana será diferente. Tengo el examen a la una de la tarde, y cita con la doctora a las seis para ver los resultados de mi última analítica. Ya os contaré qué tal.