miércoles, 22 de febrero de 2012

22 de noviembre de 2010

-Despierta, Bella Durmiente.
-¿Qu..?
-Remolona... Hay mucho trabajo para hoy. Espabílate.

Abro los ojos y está Adrián tumbado a mi lado jugueteando con mi pelo entre sus dedos. Se levanta, y me acerca algo de ropa. Se gira para que me vista, mientras me cuenta los planes para hoy.

-He perdido a otro de los nuestros. Vamos a ir a buscarlo al último lugar donde lo sentí.
-No entiendo nada...
-Ay, sí, perdona. Verás: todo vampiro tiene una ligera conexión telepática con sus conversiones, con los que ha creado él mismo. Este nexo suele ser algo muy ligero e imperceptible, que aumenta a medida que pasan los años, y se extiende a todas las generaciones posteriores. En otras palabras: todos los inmortales que hay en 900 km a la redonda venís de un padre en común: yo.
-¿Y dices que has perdido a uno de nosotros?
-He dejado de sentirlo, de escucharlo. Ha sido atacado por el mismo que te lo hizo a ti. Cuanta más prisa nos demos, más posibilidades de encontrarlo.
-¿Va a ser... peligroso?
-Jajaja. ¿Acaso tienes miedo? Venga, aprisa, sígueme.

Salimos de la habitación y bajamos unas escaleras. Al fin de ésta hay todo un ejército de lo que supongo que son todos como yo. Por lo menos setenta vampiros, todos impresionantes cada cual a su manera. Varios rostros me son conocidos ya: Eva, Belinda, David, ¿Héctor y Gorka? ¿están vivos? Me sonríen, y emprendemos la marcha.

Fuera ya está anocheciendo, y al mirar atrás veo una oleada de ojos que brillan y alumbran el camino. Una imagen aterradora. Adrián adelanta el paso hasta ponerse en cabeza, pero mi temor me hace permanecer en el centro de la multitud, en una situación, según percibo, más protectora. Héctor se me acerca para decirme que se alegra de que vuelva a estar entre los vivos, y el ritmo de la procesión aumenta hasta niveles sobrehumanos. Echamos todos a correr, y según termina de ponerse el sol los que van delante se empiezan a transformar en todo tipo de animales voladores: un manto de murciélagos, pájaros, moscas, abejas y polvo cubre los cielos, y esta magia se contagia hacia atrás hasta invadirnos a todos.

Volamos hacia el cielo, cada vez más alto, por encima de las nubes. Mis mariposas aportan el toque de color que esta espeluznante imagen necesita para alcanzar su máximo de belleza. Mi mente se abstrae, es imposible pensar, tan relajante, tan abstracto...

Descendemos el vuelo, hasta llegar a una explanada. La tierra está revuelta, y hay algo de sangre dispersa. Adrián se materializa el tiempo suficiente para dar sus órdenes:
-Hace quince minutos estaban aquí. Hay que ir abriéndose en círculo y no dejar zona sin inspeccionar. Adelante.

Emprendemos el vuelo de nuevo, a dos menos del suelo, y vamos avanzando en busca de pistas. Cada vez hay menos compañeros a mi lado, hasta que acabo yo sola ocupando una extensión de quinientos metros yo sola. No sabría bien cómo describir mis percepciones. Soy capaz de ver y oír cuanto abarca mi envergadura. Pero ni rastro de lo que sea que busco. Cuando cada uno de mis insectos ya no da de sí lo suficiente, bajo hasta el suelo y me fusiono con él. Ya no vuelo, sólo crezco y crezco, mimetizada con el terreno, como una sombra que se opone a la luz del sol.

De repente, siento una llamada. No la oigo, ni la veo. Sólo la siento en mi alma, y acudo presta hasta el origen, donde todos los compañeros se materializan y se apiñan alrededor de algo. Un agudo chillido, como una bestia herida de muerte, protagoniza la escena, y algo que no logro distinguir pero cuya sola presencia hace que toda mi piel se estremezca se hunde bajo nuestros pies dentro de la tierra. Un vampiro mayor, delgado pero fuerte, lo imita rápidamente y lo persigue, y puedo notar el movimiento justo debajo de mí. Un instante de silencio y el suelo se arremolina a pocos pasos de donde estamos. El compañero sale primero, tirando de algo (o alguien) con la mano. Un hombre inconsciente y con mal aspecto, que al parecer ha tenido suerte de que lo encontremos, yace ahora junto a su salvador.

Adrián se le acerca, se acuclilla a su lado, y lo acoge entre sus brazos. Los recuerdos de la pesadilla que sufrí cuando la víctima fui yo me atormentan demasiado ahora. No llego a comprender la magnitud de todo lo que está ocurriendo y me desmayo.

3 comentarios:

Valantine dijo...

Hola Deb =D Llevamos mucho tiempo sin charlar, me alegré muchisimo cuando descubrí que habias vuelto a escribir, ya estoy esperando al siguiente dia =D Un beso Deb, espero que todo bien =D

Debbie dijo...

Jejeje ¿Y te gusta el cambio en la historia? No se podía tirar toda la vida yendo a la universidad, jajaja

¿Qué es de tu vida? Yo bueno, de nuevo con mucho tiempo libre, de ahí que ahya vuelto a escribir... jeje Un beso!

Valantine dijo...

Si si, un cambio muy poco sutil XDXD se nota que querias saltar el capitulo XD Mi vida bueno, purff con mucho tiempo libre como la tuya, a ver si nos contamos un dia penas y glorias =DD voy a leerte que se me han pasado unos cuantos dias XD Muuuaks =D